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Chicos (Sergio y Flavia), el problema son las tarifas

Por Emiliano Damonte Taborda

La Secretaría de Energía de la Nación determinó que las compañías que vuelvan a acumular pasivos con el Estado dejarán de recibir combustibles para la generación de centrales ubicadas en la punta de línea de las redes de distribución. Esto lo hizo mientras se ocupa de subsidiar la deuda de $620.000 millones que habían acumulado las distribuidoras, generada por la política de “tarifas pisadas” que el Gobierno impone y que ha llevado el sistema al borde del colapso


Una resolución puramente estética y de dudoso gusto


 

La Secretaría de Energía anunció el 30 de diciembre pasado un acuerdo con unas 15 distribuidoras eléctricas para regularizar una deuda millonaria que esas empresas acumularon con Cammesa en los últimos años. El rojo superaba los $ 620.000 millones. Ahora, en forma complementaria, a través de una nota que lleva la firma de la titular de la cartera energética, Flavia Royón, se determinó que las distribuidoras que se vuelvan a atrasar en los pagos a la compañía que administra el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) dejarán de recibir combustible para las centrales que están en la punta de línea, lo que se conoce como “generación precaria”, informa el medio Econojournal.

La nota presentada por la Secretaria, destaca que “a partir del 1° de marzo de 2023, y a los efectos de no incrementar el costo de abastecimiento del MEM, Cammesa no deberá suministrar el combustible a los agentes distribuidores cuando los mismos posean deudas no regularizadas y/o incumplan con sus obligaciones de pago de la facturación corriente u obligaciones de planes de pago con Cammesa”.

La nota, busca impedir que las distribuidoras vuelvan a acumular deuda, pero es claro para todos que mientras el Gobierno fuerce una política de precios pisados bajo los niveles de costos, la deuda con el Estado siempre terminará siendo la válvula de escape para un sistema que trabaja al límite de la subsistencia. A veces creo que nos toman por boludos.

En realidad lo que han hecho las empresas de Distribución, ha sido conservar lo que deberían haber pagado al Estado, para poder seguir funcionando y brindando un servicio a los usuarios. Esto, en casi todos los casos, ha alcanzado apenas para cubrir los costos de mantenimiento, priorizando las cuestiones de seguridad y haciendo imposible cualquier inversión en modernización y desarrollo.

En síntesis

El Gobierno, aparte de imponer un techo a las tarifas de distribución, pone cara de malo y exige por resolución algo que se ha demostrado imposible en la realidad. Los costos aumentan en un universo regido por el dólar, la inflación licúa en tiempo record cualquier ajuste que se haya intentado hacer, las estructuras se deterioran, las tecnologías quedan obsoletas, y finalmente las posibilidades que tiene el sistema terminan siendo dos:

  1. Acumular deuda con el Estado y usarla para financiar el funcionamiento y mantenimiento mínimo. (Subsidio encubierto)

  2. Dejar de brindar el servicio.

No es muy difícil acertar cuál de los dos caminos tomarán las cosas. El Estado seguirá permitiendo que las distribuidoras acumulen deuda porque es el culpable de que eso suceda, y así, continuará subsidiando de manera ineficiente un sistema al filo del colapso. Un subsidio mal escondido que encima no le sirve a ninguno de los actores.Casi una definción perfecta de toda la gestión del Frente de Todos

Ambigüedad

La gestión de Massa, es mucho peor de lo que parece. Su método de gestión es la ambigüedad y la idea de que con el tiempo la gente se olvida (acá es donde entra mi sospecha de que nos tratan de boludos). El objetivo de todas sus medidas es puramente electoral y por lo tanto sus medidas no tienden a resolver los problemas, ya que eso tendría costos, sino a esconderlos todo el tiempo posible (el dólar soja es un ejemplo patético). En ese marco de referencia hay que entender la resolución de Royón, una resolución puramente estética y de dudoso gusto. La economía no es una abstracción, sí lo es la matemática, confundir una con otra te lleva a ponértela de sombrero.

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