Presidentes: no confundirse con la retórica, nadie es más que una sola persona
- Emiliano Damonte
- 18 feb
- 3 Min. de lectura
Los dos escándalos presidenciales más tristes de las últimas décadas unen a sus protagonistas por el mismo intento de defensa, el desdoblamiento de personalidad. Era el Alberto ciudadano el que armó la fiesta de Olivos, no el primer Mandatario; hoy es el Milei Economista, no el Presidente, el que tuiteó y dejó culo para el norte a 40.000 inversores. El viejo concepto de “integridad” podría ayudarnos a volver a entender.

Todo muy berreta
La denuncia cayó en el juzgado de María Romilda, mirá si caía en el de Lijo…tanto quemaba la papa que el sorteo lo hicieron con el viejo bolillero manual, este país es un quilombo hermoso. En todo momento uno puede esperarse sorpresas, que si no fuera porque hablan de nosotros serían desopilantes. Imaginate los inversores que estaban listos para derramar su lluvia de inversiones sobre nuestro país después de la muestra de madurez institucional que estamos dando.
Patetismo pleno
Jhonny Viale retado por salirse del guión mientras discute con Milei sobre si tuiteó como Javier Milei o como Presidente cuando dejó empernados a 40.000 inversores, produce una tristeza infinita. Si hasta el mamarracho de Alberto Fernández se sintió envalentonado (se envalentona fácil, es sabido) y tuiteó haciéndose el indignado, con el mal gusto y la estupidez de siempre reflotando lo de “gordito lechoso”, el mismo día en el que lo procesaban por violencia de género.
No les compro ni una llave USB
Ayer a las 10 de la mañana ya eran 120 las denuncias contra el Presidente por estafa. Los rostros de los responsables que estaban siendo patrocinados por el Presidente de la Nación ya nos son familiares, los vimos hasta el cansancio durante el día, y se trata de muchachos a los que yo no les compraría ni una laptop, imaginemos llamarlos a una reunión en la Casa de Gobierno. Pero puede que esto sea un simple prejuicio estético de mi parte, que no estoy entendiendo la onda del brillante y tan poco claro hasta el momento, mundo cripto.
Fragmentación y confusión de planos
La verdad es que este hecho los emparenta, porque la postura es la misma. Alberto decía que en la “fiesta de Olivos” participó como el ciudadano Alberto Fernández, no como Presidente, y Javier sostiene idéntica postura respecto al despelote de las cripto que armó.
Mucho se hablará de todo esto y es evidente que hay un antes y un después de este quilombo. Pero hay un punto sobre el que me quiero detener. Más allá de las interpretaciones de la ley y lo que termine sucediendo con Javier Milei, hay un punto en el que no debemos permitir que nos mareen. Javier Miei es una sola persona, como Alberto Fernández en su momento. La discusión sobre universo privado y público, ejercicio o no de la presidencia , se la dejo a los abogados y a los periodistas serios. Para el votante, esa sutileza semántica no debería tener peso. El concepto al que debemos recurrir para entender lo que a nosotros nos sirve entender, es el de “integridad”.
Según la Real Academia Española (RAE), integridad es la cualidad de ser íntegro, es decir, de ser completo, no faltar ninguna de sus partes o ser intachable
La actual concepción de fragmentación de la figura pública que se nos trata de imponer, sirve para generar la confusión de planos con la que se suelen diluir los grandes escándalos, de los que esta estafa Cripto y la cena de Olivos, son patéticos ejemplos.
Atentos a que no nos confundan
Por eso hoy el Aguijón, que rehuye a los vericuetos del detalle buscando mantenerse a la distancia necesaria para entender lo que le sirve al ciudadano de a pie, al que se levanta para laburar cada día, hoy solo quiere dejar un concepto claro. No hay dos o tres Javieres Mileis, es uno solo, y esto es todo lo que necesitamos saber. 40.000 tipos damnificados por cifras que oscilan entre 84 y 120 millones de dólares según la fuente, son el resultado de un tuit de Javier Milei, Presidente de la República Argentina y Economista, a quien tal vez también le gusten las pastas rellenas y las series policiales, y en todos los casos, en la Rosada de traje o en el sofá en pantuflas es la misma persona, tal como el mamarracho envalentonado que le echaba la culpa a su “querida Fabiola”.
Salutación
Mientras tanto, acostumbrados como estamos a apechugar…incomodidad, espíritu crítico, acidez estomacal, que se les rompa el sillón, el banquito o la reposera (siendo verano que se les vuele la sombrilla), les auguro dolor de ancas e inflamación del ciático para que no se queden tranquilamente sentados en los miedos del pasado, los relatos del presente y las promesas del futuro, y más que nunca: solidaridad, empatía, respeto por la dificultad del otro, generosidad y paciencia, espíritu crítico que más no se pueda, ojos abiertos y equilibrio emocional, les augura El Aguijón.
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