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Crónica de un final anunciado / por Emiliano Damonte Taborda

  • Foto del escritor: Emiliano Damonte
    Emiliano Damonte
  • 30 nov 2023
  • 5 Min. de lectura

En un accidente, hay un momento en el que ya es imposible corregir el rumbo, el final en el que las consecuencias materiales de cualquier error se manifiestan de inmediato, y en el que cualquier maniobra tiene consecuencias negativas; ese es el momento mismo del choque; a la Argentina ya la chocamos, acá ya no vale "la que se viene", sino que es mucho más adecuado "en la que estamos"; crónica de un final que se veía venir



Desde mediados de 2021 fue madurando en mi cabeza una pregunta. ¿Hasta cuándo aguanta este país? ¿Cuántos desacoples, cuánto manoseo, cuánta emisión, cuántas retenciones, cuánta extorsión podía aguantar este país? Martín Guzmán sabía que estaba cerca de un límite y posiblemente su renuncia llegó cuando tomó conciencia de que ya no había retorno. Alberto Fernández, desgastado por completo y ya absolutamente inservible para el país, quedó solo, aislado; como un inquilino incómodo que debería quedarse hasta que venciera el contrato. Lo que vendría se tranformó en una larga caída.

Sergio Massa, de la sartén a la olla

Sergio Massa no generó esperanza, eso sería decir demasiado; lo que generó Massa fue duda. La duda, ante la certeza de la catástrofe fue percibida como una corriente esperanzadora, una muy tibia corriente que se disipó velozmente, casi en el acto.

Es que todo lo que hizo Massa desde el momento en que asumió fue buscar ganar tiempo, el famoso operativo “llegar” que se hizo tan popular, y para eso recurrió a dos ideas muy fácilmente realizables en un país de rodillas: la extorsión y el soborno.

La extorsión:

Los dólares diferenciales (el más famoso de estos fue el dólar soja) son una devaluación sectorizada y limitada en el tiempo. Nada más, nada menos. El campo reacciona ante la despiadada brecha cambiaria, que nunca bajó del 100%, reteniendo producto en espera de vientos mejores. Solo liquida lo estrictamente necesario, enfrentando constantemente dificultades de todo tipo a la hora de importar o comprar insumos imprescindibles que se pagan en moneda extranjera. Cuando asumió Massa la situación de los productores, muy en particular de los pequeños y medianos (los grandes tienen más espalda) era desesperante. Entonces el Superministro, aprovechando el ahorque, decidió que les pagaría un dólar un poco más atractivo, un poco más alto, que tendría el efecto de llevar divisas a las raquíticas arcas del Banco Central, y le permitiría a los productores superar con un poco más de oxígeno el momento.

El problema es que devaluar un solo sector de la economía genera una serie de desajustes que perjudican a un círculo que es muy difícil de definir. Esa entrada y salida tiene un costo que siempre traerá más daño que beneficios. Un ejemplo no tomado a caso fueron los productores de biodiesel, mercado sobre el que Massa guardaba espurios intereses, que debido al salto en el costo de su principal insumo (poroto de soja) se vieron obligados a parar la producción por un mes. La materia prima empujada hacia arriba por la devaluación sectorial, terminaba costando más que el producto final. Las distorsiones y perjuicios que sufrieron las miles de PyMEs que producen biodiesel en toda la Argentina fueron mucho más allá, pero no es motivo de esta nota su análisis exhaustivo, sino dejar establecido que Massa para hacerse de los dólares que los productores no liquidaban por la política cambiaria del Gobierno, utilizó la necesidad de éstos para obligarlos a hacerlo, y aparte se cagó en todos los pequeños productores y las economías regionales que sufrían los efectos negativos del dólar diferencial.

El soborno:

El soborno tomó su forma más evidente en la emisión. Massa emitió y puso cantidades siderales de pesos en la calle, y lo hizo absolutamente consciente de las consecuencias catastróficas que esto tendría a futuro. Así, la inflación se duplicó bajo su iluminada gestión y quedó sólidamente establecida en dos dígitos y sin freno aparente a la vista. La exención de Ganancias de los últimos meses mostró un grado de irresponsabilidad todavía mayor, ya que no solo se ocupó de quitarle valor a la moneda imprimiendo miles de millones de papelitos de colores, sino que comprometió los ingresos de las provincias para tomar una medida de corte electoralista que, como sucedió con todos los planes “platita” de la historia reciente argentina, sin importar bandera, terminó en derrota electoral.

Tocando fondo

Mas distorsiones, más emisión, más incoherencia, más apriete, más trabas. ¿Cuánto será que aguanta este país? Una de las señales claras de haber tocado fondo, es que el tiempo entre el error y sus consecuencias materiales se va apretando hasta coincidir. Al principio, una mala maniobra puede corregirse con pocas o ninguna consecuencia; a medida que vas adelante sin corregir, será cada vez más difícil hacerlo sin que esto acarree un efecto negativo rápidamente verificable. Pero llega un momento en el que el error es seguido inmediatamente por el choque, su consecuencia material. Por eso la inflación se acelera y esa aceleración es exponencial, porque ya no se puede emitir un solo billete sin que esto se transforme en inflación, y aunque te detengas hoy mismo, la masa circulante es tal y la velocidad a la que circula es tan grande, que los efectos son incontrolables y se retroalimentan continuamente.

Consecuencias materiales de un choque inocultable

En Santa Cruz un bloqueo sindical mantuvo al Puerto Deseado cerrado todo el mes de noviembre, impidiendo su operación y así bloqueando a la industrias minera y pesquera con daños económicos millonarios.

En Santa Fe SanCor tuvo que cerrar su planta de San Guillermo ahogada por un falsos reclamos sindicales que escondía una maniobra para quedarse con un lugar en el Directorio y tenía en proyecto despedir a 1.000 de los trabajadores que Atilra dice defender.

En Misiones los productores de zapatillas han debido despedir personal, suspender producciones y hacer malabares para seguir adelante, y esto no ha llegado a los medios porque las empresas temen las represalias de las huestes del Superministro y los sindicatos no han levantado la voz porque están entongados.

El Hospital Italiano hoy está pateando para adelante turnos para aplicaciones de curas oncológicas porque faltan medicinas importadas, y desde el sector son decenas las denuncias de faltantes de insumos básicos tales como catéteres o llaves utilizadas en procedimientos quirúrgicos cardiológicos, por citar un caso.

Los Gobernadores le están pidiendo al Gobierno y avisándole al Presidente Electo, que alguién se jugó la que tenían para pagar los aguinaldos.

40,1% de pobreza, un 9,3% de indigencia. Hoy casi del 60% de los niños es pobre en Argentina y se trata de los números del primer semestre del año, no caben dudas de que los números del segundo serán mucho peores.

Mercedes Benz detuvo su producción y comenzó a llamar a sus empleados para proponerle retiros voluntarios ante el faltante crónico de insumos importados.

Todas las tarifas de los servicios están atrasadas, por donde se mire estamos muy por debajo de los valores razonables, en algunos casos como la nafta pagamos 1/4 de lo que paga un europeo, y sin embargo la caída de nuestro ingreso ha sido tal que nos parece caro.

Este atraso tarifario se ha visto cruelmente reflejado en la inversión de las empresas en infraestructura, por lo que nos encontramos con país obsoleto que durante el próxmo verano, como cada uno desde hace mucho tiempo, sufrirá cortes de energía a repetición.

La educación pública está detonada, los informes de nivel que se hacen cada año muestran una situación enconstante deterioro y hemos quedado prisioneros (los que pueden pagarla aún) de las escuelas privadas

Listo muchachos, ya chocamos

¿Hasta cuándo va a aguantar Argentina? Ya está muchachos, ya chocamos. Es hora de dejar en paz a este bendito país. Siempre sostengo que son necesarios siete años de mínima coherencia para que este lugar sea uno vivible, por estas horas me conformo con poco, hemos tocado fondo, no sigamos haciendo fuerza para abajo porque rota esta resistencia, el futuro se hará irremontable.

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