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Bukele: la popularización del abuso y la decadencia institucional

  • Foto del escritor: Emiliano Damonte
    Emiliano Damonte
  • 7 ago 2023
  • 3 Min. de lectura

Autoritario y abusivo, el régimen de Bukele es popular y no cesa en su avance sobre las instituciones; América Latina sufre tasas de criminalidad que ponen de rodillas a sus sociedades, a las cuales hasta el momento las democracias de la región no han sabido dar una respuesta; en nuestro país la legitimidad de las instituciones se ha visto diezmada por la corrupción

Por Emiliano Damonte Taborda


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La deslegitimación de las instituciones que ha generado la corrupción nos dejan expuestos a soluciones antidemocráticas



Aceptar lo inaceptable, solo cuestión de ir corriendo el mojón

El modelo de seguridad de Bukele comienza a ser una amenaza para las democracias de la región, y es que por grotesco que pueda parecer, la situación de criminalidad y violencia en la que se vive, y la falta de respuesta de instituciones ineficaces y corrompidas, hacen que lo que hubiera sido inaceptable, hoy pueda ser considerado al menos, observable.

Se trata del corrimiento de una frontera, que como cualquier otra que se vaya moviendo, lo va haciendo de a poco, hasta que un día, aquello que parecía lejano y extraño, empieza a ser más familiar.

Los legisladores de Bukele en la Asamblea Legislativa aprobaron una ley que permite juicios masivos para presuntos pandilleros. El ministro de Justicia, Gustavo Villatoro, dijo que hasta 900 personas podrían ser procesadas en una misma audiencia. De acuerdo con algunos diputados, con estas medidas la Fiscalía no tendrá que presentar pruebas individuales en contra de los imputados durante el proceso penal. Estos juicios kafkianos socavarían el acceso a la justicia de las víctimas de las pandillas, dificultarían la liberación de inocentes y abrirían la puerta a violaciones masivas del debido proceso. ¿Inaceptable?

Recientemente he oído y leído a muchas personas sensatas hablar de las aberraciones de Bukele, sino con benevolencia, al menos intentando contextualizarlas, entenderlas. Políticos en campaña recurren abierta o solapadamente a referencias a Bukele para congraciarse con el electorado más a derecha, sin dudas, pero también con los más afectados por la creciente inseguridad que sufre el país.

Más de 71.000 personas, incluidos más de 1.600 menores de edad,fueron detenidos por las fuerzas de seguridad de El Salvador bajo un régimen de excepción que ha suspendido derechos básicos desde hace casi un año y medio. ¿Inaceptable no? Tal vez si lo analizas mejor…Miles de salvadoreños sin conexión alguna con pandillas han sido detenidos, especialmente entre los sectores con menores ingresos, y diferentes organizaciones hablan claramente de torturas y condiciones inhumanas de detención.

Desgaste institucional

Todas estas situaciones deberían serle familiares a los Argentinos. Una creciente inseguridad que pretende justificar abusos, una sociedad civil que mira para otro lado o pone cara de distraída. Pero aún más reciente y evidente es la visión del avance constante del poder político sobre la justicia, la búsqueda de condicionar a los jueces quitándoles autonomía y fuerza y la concentración creciente de poder en el Ejecutivo. Todos procesos que hemos presenciado de manera contínua, en todo el país, durante los últimos años.

Las batallas entre el poder Político y la Justicia en Chaco, Formosa, Entre Ríos, Santa Cruz, Santa Fe, Tucumán, Jujuy, por citar algunas; la carga obscena contra los ministerios públicos fiscales; y la guerra de guerras emprendida por Cristina Kirchner en busca de impunidad, han trabajado corroyendo la legitimidad de las instituciones de frente a quien, en definitiva las sostiene, solo para recordarlo, la ciudadanía.

Por agotamiento

Por eso hoy empieza a ser posible que algún agotado ciudadano, alguno distraído o con poca memoria, empiece a mirar a soluciones ilegales como las de Bukele, como una alternativa que se puede considerar. Latinobarómetro, un estudio regional de opinión pública, sostuvo recientemente que Bukele es el “presidente mejor evaluado de todos los tiempos desde el inicio de la transición [democrática] en América Latina”.

La idea de que los frenos y contrapesos de la democracia, pueden en definitiva constituir un obstáculo para la seguridad de los ciudadanos, empieza a hacerse carne en personajes siniestros que aprovechan la volada. El mal funcionamiento de las Instituciones no se resuelve eliminándolas, sino poniéndolas a funcionar correctamente y dejando de atentar contra ellas.

Una respuesta urgente

Es necesario, finalmente, que las democracias redoblen sus esfuerzos para encontrar estrategias de lucha contra la criminalidad, que respeten los derechos humanos y enfrenten las causas estructurales de la violencia, tales como pobreza y exclusión social.

Es importante que se adelanten procesos penales estratégicos centrados en investigar crímenes violentos, en particular los cometidos por perpetradores crónicos o líderes de organizaciones criminales, así como también en frenar su financiamiento y su apoyo político a través de la corrupción y su acceso a armas.

La falta de una respuesta efectiva y legítima a la inseguridad está poniendo en peligro la vida de nuestros ciudadanos y de nuestras instituciones democráticas.

Info: Diario El País

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