Atados al mástil, con los ojos críticos y los oídos libres, como Ulises
- Emiliano Damonte
- 18 mar
- 3 Min. de lectura
Detrás de toda coyuntura hay una causa estructural, inexorablemente. A veces es obvia y evidente, otras hay que bucear o embarcarse en mares continuamente atravesados por cantos de sirena que buscan distraernos, y las más de las veces, lo logran. Atémonos al mástil, como Ulises, para poder escuchar el canto de las sirenas sin sucumbir a su hechizo

Berenjenal
El apagón en CABA, el temporal en Bahía Blanca, el acuerdo con el FMI, los enfrentamientos en la marcha de los Jubilados e Hinchadas(?????!!!!!!!), los reclamos del agro por una baja de las retenciones a las exportaciones, el caso $Lybra, la tipa de las valijas con reminiscencias AntoniniWilsonianas, Lijo y Mansilla a la Corte Suprema y en el medio Ramos Padilla (siempre tenés nombres que te suenan de algún otro quilombo), los parlamentarios fajándose en el recinto, las apretadas, los vasos de agua, los presos que se escapan de las comisarías de CABA, Cristina tuitera peleandole en su propio campo a Milei, el aniversario del ataque a la AMIA, Zelensky que llama preocupado por Bahía Blanca, y solo estoy en la superficie, no voy más allá del tercer título de cualquier portal de noticias. Es un montón… de verdad es difícil seguirle el hilo a esto. Por eso es que hay que alejarse un poco, por eso una escala más amplia nos puede ayudar a hacer preguntas.
Culpa del clima
El apagón por ejemplo, es bastante sencillo, aunque hayan tratado todos de patearla para el lado del cambio climático, culpables en mayor o menor medida de no haber hecho un pito en materia energética por más de 30 años. Pero acá la cuestión estructural es la falta de inversión en un país que se hizo inviable. ¿Quién iba a poner un mango acá, con políticas tarifarias de “realismo socialista” y la corrupción custodiando la caja de la Secretaría de Energía? Claro, ahora se nos corta la luz y le echamos la culpa al clima. Lo importante es que nadie se detenga a pensar.
De la servilleta a Lijo y Mansilla
Lijo y Mansilla y la fragilidad de nuestras instituciones son otro ejemplo. Me remito a la servilleta de Corach con los “jueces federales que respondían a los intereses de Carlos Menem” como emblema de un movimiento de permeabilización de la Justicia, ejercido cada vez con menos pudor por los Ejecutivos de turno. Oyarbide fue un ejemplo lamentable de juez extorsionado por el poder político, y es bastante fácil ver en Lijo un Oyarbide reloaded, nada menos que en la Corte Suprema.
La jueza barra
La Jueza que deja ir a los presos en las protestas del otro día dice que privilegia el derecho a la protesta. Y ahí la pregunta es: ¿Los derechos de quién? ¿Los derechos de los barrabravas, los que dieron vuelta autos? Porque nadie le niega el derecho a protestar a los jubilados. ¿En qué juego semántico nos quieren encerrar? ¿Nos toman por boludos? Si… claramente, y nosotros hemos hecho mérito suficiente. ¿En calidad de qué se suman “las hinchadas” a la protesta? ¿Qué suma un gremio con semejante desprestigio a la protesta? Tal vez suma solo deslegitimación a un reclamo legítimo como pocos en este presente de la Argentina.
Atados al mástil como Ulises
Entonces, consejo de El Aguijón: en momentos de confusión como este, es importante preguntarnos qué falla estructural está detrás del problema que se nos está planteando. Y más allá aún, en casos en que se nos esté planteando una falsedad como la de la jueza libertadora de barras bravas, ser incisivos y averiguar si lo que están respondiendo surge de alguna pregunta lógica o nos están plantando un concepto que no pide la situación real, pero que sirve para sostener la ficción.
Salutación
Atados firmemente al mástil, con los ojos bien abiertos y los oídos libres, sigamos con nuestro mantra para no sucumbir al hechizo de las siniestras sirenas…incomodidad, espíritu crítico, acidez estomacal, que se les rompa el sillón, el banquito o la reposera (siendo verano que se les vuele la sombrilla), les auguro dolor de ancas e inflamación del ciático para que no se queden tranquilamente sentados en los miedos del pasado, los relatos del presente y las promesas del futuro, y más que nunca: solidaridad, empatía, respeto por la dificultad del otro, generosidad y paciencia, espíritu crítico que más no se pueda, ojos abiertos y equilibrio emocional, les augura El Aguijón.
コメント