El relato, los viajes y los extremos, la ley de Bases y el veranito que duró poco, la inflación, los índices de actividad que castigan con dureza, las consecuencias de la falta de experiencia combinada con rigidez, el clima social, las encuestas que se hacen menos presentes, déficit, inflación, ajuste, adecuación tarifaria, exterior, energía, un tren fantasma que empieza a desvanecerse. Son muchas las variables a tener en cuenta para un Gobierno intenta descifrar cómo enfrentar un desafío descomunal de gestión. El momento está lejos de ser uno que permita demasiado optimismo.
El Aguijón hoy encuentra poco lugar para la ironía. Es el primer lunes serio después de la salida de la ley de bases del Senado y la reacción del mercado que le dió un veranito que el Gobierno necesitaba. Milei sigue viajando, y eso que no le gustaba, metió más kilometros que Virginia Elizalde (por lo viajado y por lo extremo). Mucho cabotaje, arrancó con los tapones de punta en un mundo que no es muy amante de las fantasías y ya empezó a recoger los frutos. Scholz le echó fleet al encuentro bilaterall, se juntó solo un ratito y le pasó factura sobre el ajuste, preocupado por la “protección de la cohesión social” de nuestro país.
Inflación y ajuste juegan en contra
La baja de la inflación es un número que no alcanza, es algo de lo que venimos hablando desde enero, cuando los números de hoy sonaban a utopía, por eso de que no te cuenten el cuento, y por eso de que un número solo no significa nada. La economía es una ciencia Social, y hacer números sin considerar las variables humanas es absurdo, engañoso y peligroso si son números con los que se planea. Hubo un poquito de trampa, de mentirita blanca en el número de la inflación de mayo. Esencialmente se postergaron algunos aumentos que hubieran modificado sustancialmente el IPC, y no es que estemos apurados por pagar más cara la energía, pero entendemos que con una inflación acumulada del 72% en lo que va de 2024, ya nos hemos comido una parte importante del ajuste que hizo el Gobierno los primeros meses. Perder lo ajustado significa seguir ajustando, correrla de atrás. La inflación que tenemos no representa una buena noticia, en nigún caso, salvo comparada con el apocalipsis. El BCRA proyecta el 146% y el FMI ajustó a la baja sus previsiones de inflación para este año, sin embargo el mismo organismo internacional ajustó al alza la previsión de contracción de la economía argentina, previendo que se contraerá un 3,5% contra el 2,7% que había pronosticado inicialmente. El país está paralizado en su economía real, y eso ya es una realidad innegable. La caída de acciones y bonos argentinos en la ronda del lunes en EE.UU., durante el feriado argentino, puede ser una señal de las dudas de los mercados sobre la sostenibilidad del modelo.
Esa misma semana, breve por no decir brevísima, 6 automotrices mantuvieron sus líneas cerradas ante la crisis de demanda. Ya hemos hablado recientemente de los 16 indicadores de actividad industrial que dieron todos a la baja, y de como todos los indicadores tempranos de actividad, es decir aquellos que anticipan a los “brotes verdes”, de la producción industrial y de la construcción, estaban dando negativo.
La situación de las economías regionales no es mejor, el cepo y la brecha del 40% que seguimos manejando son dañinos y complejos (la tasa de referencia del Central nos hace entender que el cepo no está cerca de caer), y las dificultades para obtener crédito, para importar y para exportar, golpean cada día a industrias que son el corazón de comunidades enteras, como la citrícola en Entre Ríos, que este año destinará el 80% de su producción a jugo, por no tirarla en los desastrosos caminos de tierra entrerrianos que dejaron 40 años de peronismo.
Ley de Bases como indicador de Gestión
La ley de Bases es fundamental para que el Gobierno demuestre capacidad de gestión. Esta semana se juega el último set de este interminable partido en el que el mayor mérito del Gobierno hasta ahora es seguir jugándolo, cosa que no hubiera sido posible si la llamada oposición dialoguista no hubiera cedido y hecho la vista gorda en un sinfín de desprolijidades, algunas groseras. Pero acá estamos, y esta semana se juegan todavía temas de valor, como es la suba del mínimo imponible para bienes personales que sería un estímulo para el blanqueo (visto con mucho optimismo) y la reversión del Impuesto a las Ganancias, el regalo más perverso que les dejó Segio Massa antes de escapar. Ahora nadie quiere hacerse cargo de volver a gravar a una clase media ya duramente castigada, estando cada vez más cerca en el horizonte las parlamentarias 2025. Los Gobernadores, con recaudaciones cascoteadas, esperan con ansias los fondos coparticipables del antipático tributo, y el Gobierno Nacional lo necesita para poder cumplir con su ya bastante poco clara meta fiscal, en la que el déficit no está contemplado. Hay una fuerte puja al respecto en la cámara, ya que hay diputados que no son del partido de Gobierno y que son oposición de sus Gobernadores, por lo que podrían encontrar poco interés en votar la vuelta de un impuesto que podría tener consecuencias electorales. Es probablemente a estos personajes a quienes se refirió el Presidente durante su discurso del día de la Bandera cuando habló de abandonar “mesquindades”.
Golpeándole la puerta a Caputo
Las distribuidoras de energía enviaron esta semana una carta al Ministro de Economía, reclamando el cumplimiento del acuerdo que hicieron hace apenas un mes, en el que el Gobierno se comprometía a pagar lo adeudado (unos U$S 2.000 millones) por Cammesa con bonos a 2038 con una paridad del 50% a la fecha, y a regularizar los pagos a partir de abril. Por el momento el Gobierno no ha regularizado el pago a las distribuidoras, que corresponde hoy al 35% por ciento del gasto total.
La Ciudad de Buenos Aires, por su parte, espera que el Gobierno regularice finalmente, de acuerdo con lo ya fallado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la situación de la Coparticipación que le mejicaneó Alberto Fernández a Horacio Rodríguez Larreta. En este caso se trata de unos 700 millones de dólares, y acá se verifica una situación similar, ya que si bien la ciudad no ha recibido oferta alguna respecto a lo adeudado, tampoco se han regularizado los pagos de acuerdo con el fallo de la Corte. Por ahora solo alguna promesa vaga del Ministro, pero la presión política parece ir en aumento y la Ciudad, que podría ser un importante aliado del Gobierno Nacional, empieza a perder la paciencia y se diferencia cada vez más clara y abiertamente de este.
Se diluye el Tren Fantasma
El tren fantasma se va desdibujando en una movida que tiene menos de estratégico de lo que uno podría imaginarse. Simplemente la mísera imagen de sus despojos es tal, que la idea de volver atrás empieza a ser, ya no insoportable, sino tal vez impensable. Entonces sostener los vetustos carritos pasando entre las estatuas de papel maché de Cristina, Moyano, Máximo, Guillermo Moreno, Insaurralde, Mario Ishi, Pérsico, Julio de Vido, José Lopez, Lázaro Báez, por los oscuros túneles de la corrupción, la demagogia y el abuso, se vuelve una necesidad imperiosa para quien siente que sin semejante cuadro de fondo, quedaría sólo, con un país por gobernar, y habiendo hecho pocos amigos. “Si nos vamos nosotros vuelven ellos”, empieza a sonar a disparate y a infantil amenaza.
Gestión política
Por eso, no está fácil el panorama. No está para relatos de epopeyas, no está para profundizar disensos, no está para meter más bollos el horno que con los que hay ya sobra.
El gran punto sobre el que Milei debe hacerse fuerte es la gestión política. Como decíamos hace unos días, la llegada de Francos y la manera en que se resolvió el infinito entuerto del la ley de Bases en el Senado fue una excelente señal que encontró respuesta inmediata de los Mercados. Pocos días después el mismo Mercado recogió ganancias demostrando que no come vidrio, y que Milei debe todavía rendir los exámenes más difíciles. Tal vez el más delicado sea el de dejar de ser “tan Milei”, sin traicionar a quienes pusieron su confianza en él. Complejidades de las coaliciones que requerirán sabiduría. Se viene el capítulo final de la ley de Bases, el miércoles veremos.
Mientras tanto, solidaridad, empatía, respeto por la dificultad del otro, generosidad y paciencia, espíritu crítico que más no se pueda, ojos abiertos y equilibrio emocional, les augura El Aguijón.
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