Desde Redes de Noticias frecuentemente hablamos de los efectos nefastos de la regulación de precios que ejerce el Gobierno de Fernández - Massa sin ninguna lógica sobre el área energética, que ha derivado baja rentabilidad, y por lo tanto caída de inversión, que deriva en deterioro de infraestructura, desacoples de producción y frecuentemente desabastecimiento. Los factores componentes del precio de los combustibles que se han manipulado han sido tantos, que una eliminación de todas las brechas podría llevar a un aumento del 197%. Hoy los combustibles sufren la presión del aumento del precio internacional del petróleo chocando con precios congelados, situación que se vuelve insostenible
Si se elimina la brecha con la paridad de exportación, se sale del cepo llevando el oficial a la cotización de los dólares financieros y se descongelan los impuestos a los combustibles, el impacto en el surtidor podría llegar al 197%.
El gobierno anunció el 17 de agosto que los combustibles permanecerán congelados hasta el 31 de octubre. A cambio, negoció con las petroleras una baja del barril criollo que pasó de 61 a 56 dólares. En ese momento, la brecha con el precio de paridad de exportación era de unos 20 dólares porque el Brent cotizaba a 85 dólares y a esa cifra había que descontarle unos 10 dólares por retenciones y gastos. Desde ese entonces, el Brent trepó hasta 96 dólares, lo que obligará a una corrección mayor en el surtidor una vez que expire el congelamiento. A su vez, si se libera el mercado de cambios —un punto en el que coinciden los principales referentes de la oposición— y se descongelan los impuestos a los combustibles, la corrección terminará siendo triple (por precio, tipo de cambio e impuesto) y motivaría una suba en las pizarras de las estaciones de servicio que podría llegar al 197 por ciento.
Si se decide eliminar el desacople entre el precio local del crudo y la paridad de exportación (el valor que cobran las petroleras cuando venden el hidrocarburo al exterior), el precio del petróleo en el mercado interno debería subir unos 30 dólares (de 56 a 86 dólares, descontadas retenciones y gastos) si se toma como referencia la cotización internacional de este viernes.
Cerca del 60 por ciento del precio de los combustibles está determinado por el importe del crudo. Por lo tanto, el impacto en el surtidor por la suba de 50% en el valor del petróleo local no sería del 50% sino del 30%. Es decir, llevar el precio del crudo local a la paridad de exportación supondría, por ejemplo, que el litro de nafta Premium de YPF en la Ciudad de Buenos Aires pasara de 308 a 401 pesos por litro.
El ajuste del precio del crudo local es solo una de las correcciones pendientes. La otra va a ser consecuencia de una devaluación del tipo de cambio oficial que se avizora como inevitable de aquí a fin de año. El dólar oficial mayorista en la actualidad está pisado en 350 pesos, pero tanto Javier Milei como Patricia Bullrich, los dos principales candidatos opositores, afirman que van a salir del cepo y el tipo de cambio de equilibrio seguramente se ubique más cerca del valor de los dólares financieros que del oficial. El candidato oficialista Sergio Massa no ofreció definiciones sobre ese punto, pero en el mercado también esperan un sinceramiento de las principales variables si es electo presidente.
El dólar CCL cerró el viernes a 822 pesos. Por lo tanto, el dólar oficial podría subir un 134 por ciento para equiparse con ese valor. Si eso ocurre, los precios de los combustibles subirían un 80% porque el componente dolarizado del precio final es aproximadamente un 60%. De este modo, el precio del litro de nafta Premium podría llegar a los 705 pesos en una YPF de la Capital Federal.
Una tercera corrección pendiente es la impositiva. A partir de una modificación en 2018, el Impuesto a los Combustibles prevé actualizaciones en enero, abril, julio y octubre de cada año sobre la base de las variaciones de la inflación de cada periodo trimestral precedente. Fue un cambio que introdujo el gobierno de Mauricio Macri para amortiguar las fluctuaciones del dólar o de la cotización del crudo que se tenían como referencia históricamente. Hasta ese momento, el componente impositivo sobre el expendio de combustibles se expresaba con un porcentaje relativo del precio de las naftas y gasoil a la salida de refinería, por lo que indexaba de forma automática.
Con el resquebrajamiento de la macroeconomía, el gobierno empezó a diferir la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y Dióxido de Carbono para atemperar la suba en el surtidor. De hecho, en el último tiempo la única actualización que se realizó fue en octubre del año pasado, momento en el cual se aplicaron los aumentos pendientes del primer y segundo trimestre de 2021 que implicó un ajuste de los combustibles entre 1 y 4 por ciento, dependiendo de si es nafta o gasoil. Se estima que si se aplicaran todos los ajustes impositivos pendientes que se fueron acumulando, el impacto en el surtidor sería de otro 30% aproximadamente. Eso significa que la nafta Premium de YPF podría llegar a los 916 pesos, un 197% más que en la actualidad.
Sendero de precios
Todas estas correcciones no van a concretarse de un día para el otro. El atraso se recuperará a través de un sendero de precios que podría transitarse en un período corto, de 3 a 9 meses. Milei y Bullrich vienen prometiendo el fin del cepo cambiario, lo que se traduce como una devaluación, y de aquellas distorsiones que afectan el funcionamiento de los distintos mercados. Marcos Pourteau, referente energético de Carlos Melconian, que será ministro de Economía de Bullrich si Juntos por el Cambio se impone en las presidenciales, adelantó en diálogo con EconoJournal que la triple corrección en surtidor “será rápida, en cuestión de meses”. Massa no anticipó nada sobre este punto, pero en el mercado no descartan una postura más promercado si triunfa en octubre o noviembre. Lo que no está tan claro es que podría pasar con los impuestos, pero al día de hoy el congelamiento supone un incumplimiento de la normativa vigente.
No será sencillo recomponer el precio relativo de los combustibles y al mismo tiempo llevar adelante el plan de estabilización destinado a ponerle freno a la inflación. Sin duda, ese será el principal desafío de quien gane las próximas elecciones.
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