Sospecha y conjetura. Se acabó el tiempo de las sospechas y es momento de enfrentar el desafío de conjeturar sobre el Presidente Milei, tomando los elementos que de ahora en más aportará a la realidad; el panorama que pintó en su discurso de ayer es más o menos el que venimos contando desde El Aguijón, Redes de Noticias, Lo que queda del Día y Descentrados hace más de dos años. Lelics, brecha cambiaria, crisis de las economías regionales, reservas nulas, inflación, emisión, entre muchos otros, son los elementos con los que armamos nuestras conjeturas todo este tiempo, y aunque la vimos venir, hoy nos la pusimos de sombrero
La verdad está fuera de nuestro alcance, y los hechos solos no alcanzan
En la imagen que encabeza este artículo, vemos al Tiempo salvando a la Verdad de la Falsedad y de la Envidia (tela de François Lemoyne, 1737), pero el tiempo es un privilegio de los Historiadores. Los periodistas no disponen de tiempo por lo que solo pueden aspirar a la conjetura, la verdad les es velada por la ausencia de tiempo.
El “Hecho” es algo cada vez más difícil de identificar en el mundo relativo en el que hemos quedado parados. “Milei redujo la estructura a nueve ministerios” es un hecho, pero es uno que nos dice muy poco. Hoy la gente lee menos, pero espera más que una descripción del hecho. Ya nadie aspira a la “verdad”, en realidad casi nadie cree que exista una “verdad”, por lo que la conjetura quedó como el escalón más alto. “Quiero que me digas lo que pensás, lo que esperás, lo que te parece que va a pasar” es lo que nos dicen los lectores, y más lo hacen mientras más capaces nos ven de combinar elementos de la realidad en la construcción de conjeturas.
Elogio de la conjetura
Suelo decir que la conjetura es la madre del conocimiento. Es cierto que tiene mala prensa, ironía del lenguaje y la de la vida. Es que la prensa se abastece esencialmente de conjeturas, y se que los sacerdotes de la información que lean estas líneas estarán rasgándose las vestiduras, pero el 95 por ciento de lo que leemos y vemos en los medios, es conjetura.
Pero la conjetura está muy bien en definitiva, porque es, en la mayoría de los casos, el máximo nivel de comprensión de la realidad al que podemos aspirar.
Hija de la sospecha
La sospecha como base para escribir un artículo es insuficiente. Pero aunque insuficiente para publicar una nota, la sospecha es nada menos que la madre de la conjetura y se diferencia de su hija en que carece completamente de evidencia material, se trata de pura intuición. Lo que no es poco.
Una conjetura ya es una construcción más compleja que toma elementos de la realidad y los combina con mayor o menor pericia, y así, dependiendo de su capacidad de combinar elementos, una fuente será más o menos atendible, o más o menos útil como herramienta de lectura de la realidad.
Puras sospechas
Todos estos días, desde el ballotage hasta hoy 11 de diciembre, han sido días de conjeturas tan vagas que eran simples sospechas. Por eso, ante la ausencia de elementos que nos permitieran conjeturar con seriedad, fue mejor poner el ojo en lo que nos daba elementos materiales suficientes para ofrecer algo que pudiera ser útil y que no fuera a desvanecerse el 10 de diciembre a la hora 24. Incluso todo lo que sucedió ayer durante la asunción, será pronto un recuerdo desdibujado y carente de sentido, atropellado por la realidad material con toda su contundencia.
Empezó el baile
Ayer asumió Javier Milei en un país más fragmentado que nunca. Tan fragmentado está que en una misma mesa de trabajo, en la mesa familiar, en el colectivo o en un partido de fútbol, la asunción tenía un significado diferente para cada uno de los participantes. Había desolados, eufóricos, escépticos, incrédulos, confiados, casi en proporciones similares.
Hoy empieza otro trabajo, el de comenzar a leer la gestión del nuevo Presidente. La salida del Gobierno de Alberto Fernández fue tan desastrosa y su figura quedó tan desdibujada, que llevará tiempo eliminar de la buena impresión los elementos provenientes de la comparación y empezar a ver con un espíritu equilibrado la realidad que nos toca vivir.
La realidad que pintó Milei en su discurso de ayer, sin entrar a juzgar detalles absurdos, es más o menos la que venimos contando desde El Aguijón, Redes de Noticias, Lo que queda del Día y Descentrados hace más de dos años. Lelics, brecha cambiaria, crisis de las economías regionales, reservas nulas, inflación, emisión, entre muchos otros, son los elementos con los que armamos nuestras conjeturas todo este tiempo. Hoy nos la pusimos de sombrero.
A los Libertarios de la primera hora los felicito y espero que lo banquen incluso cuando la cosa se ponga picante, a los que se arrimaron sobre el final les digo que se hagan cargo, y a los que nunca lo hubieran votado les pido que analicen cómo es que un día Javier Milei terminó siendo Presidente de la Nación y no lo logró algún otro candidato. Porque tengo la clara convicción de que a Milei lo pusimos todos ahí, de una u otra manera. Milei es la exigencia de un cambio, dependerá de su habilidad (a esta altura innegable) transformarse en algo más que la materialización de una exigencia.
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