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Empezamos a navegar las turbulentas aguas del ajuste

  • Foto del escritor: Emiliano Damonte
    Emiliano Damonte
  • 19 dic 2023
  • 3 Min. de lectura

Algo que deberá entender rápido el nuevo Gobierno es que este tipo de situaciones ya no se capean con reels de Instagram ocurrentes. Mientras que la discusión preelectoral se hizo al calor de la primavera populista que de una manera u otra cubrió a todos, la discusión del ajuste de estos días se lleva a cabo en condiciones desesperantes, sin paraguas y en pelotas.  



mar en borrasca
Aguas turbulentas

Aguas turbulentas

Empezamos a navegar el ajuste, y restan definir todavía las tarifas energéticas. El Gobierno ya renovó la intervención a los entes reguladores hasta el 31 de diciembre con el fin de revisar el adecuamiento tarifario; en pocos días, alimentos y combustibles se han disparado y la vida de los argentinos se ha modificado sustancialmente; el campo desorientado espera la confirmación de un aumento de retenciones que golpeará a las economías regionales y a los pequeños productores, ya castigados hasta la obscenidad por la nefasta gestión de Sergio Massa.  


Uno se imaginaba que los efectos de las medidas de Gobierno tendrían un impacto ordenado en nuestras vidas, uno que podríamos manejar y predecir, pero era solo nuestra imaginación. Hasta el anuncio de las medidas del Ministro Luis Caputo, seguíamos en campaña electoral. Es decir, seguíamos en el terreno del debate ideológico mediático y de redes. Tras los anuncios, los primeros efectos tangibles de las propuestas comenzaron a hacerse sentir, y pocos días después nos encontramos en medio de un berenjenal desconcertante. 

“Es como si nos hubiéramos despertado todos en Uruguay pero con pesos argentinos y el sueldo recortado en un 50%”

decía esta mañana un reconocido periodista que viene hablando de la necesidad de ordenar la economía desde hace años. Lo que surge inmediatamente como pregunta es: 


¿Había otro modo de hacer esto? 


La respuesta es “si” había y “no” la hay. Sergio Massa, el Superministro, asumió con la misión clara de llevar a cabo este reordenamiento de la economía hace un año y medio, con otra espalda y con otro entorno, pero decidió ir por la campaña electoral y sacrificar toda medida de ajuste en el altar de su sueño presidencial. Hoy el recién asumido Javier Milei, sin espalda parlamentaria, sin dólares, sin estructura y sin experiencia, al tiempo que ve licuarse los frágiles apoyos que lo llevaron al Gobierno, se encuentra ante el tremendo desafío de darle a todo esto un orden lógico y explicárselo a quien está pagando una lata de atún a 2.000 pesos.   


Comunicación y visibilidad

El principal desafío que enfrenta el Gobierno Libertario en este momento es comunicacional.

Mientras todos los desacoples se acoplan, será fundamental que al menos tengamos una idea de tiempo y forma de lo que estamos transitando. Hoy fundamentalmente lo que reina es una incertidumbre absoluta sobre estas dos cuestiones (la inflación es muy sensible a este factor) Algo que deberá entender rápido el nuevo Gobierno es que este tipo de situaciones ya no se capean con reels de Instagram ocurrentes. Mientras que la discusión preelectoral se hizo al calor de la primavera populista que de una manera u otra cubrió a todos, la discusión del ajuste de estos días se lleva a cabo en condiciones desesperantes, sin paraguas y en pelotas.  


Los próximos días marcarán de manera determinante el desarrollo de los próximos 6 meses al menos, sino algo más. De la capacidad de comunicar orden y organización que tenga el Gobierno dependerá que pueda sostener los consensos y los apoyos que necesita para llevar adelante su plan, que no puede terminar en la exposición de un decálogo. Se terminó el tiempo de las frases ocurrentes y las respuestas filosas, ahora se trata de gobernar. 


Por eso siempre espíritu crítico y ojos bien abiertos les recomienda, El Aguijón



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