Por eso ojo con los atajos, que salir del pozo de mierda en el que nos han dejado no será tan sencillo como hacer bajar la inflación o el déficit fiscal. No quiero el país de los Massa, Kirchner, Lázaro Báez, De Vido, Boudou, Alberto Fernández o Victoria Donda; pero tampoco quiero vivir en El Salvador o Venezuela. Sueño con una Argentina con instituciones robustas, y el camino aparece como imposible a simple vista.
Deterioro institucional I
El ejemplo más claro es el Inadi. El kirchnerismo ha desprestigiado y deteriorado funcionalmente al Estado con tenacidad. A mi entender no como parte de un siniestro plan sistemático sino como expresión de su absoluto vacío. El asalto de los Kirchner al poder fue brutal, y si tuvo alguna guía, esta fue la sed insaciable de cajas como fuente de poder. El Inadi dirigido por Victoria Donda fue el final de un organismo surgido en el 94 por consenso de toda la clase política y celebrado como ejemplo para la región, que terminó víctima de este sistema voraz.
Todavía circulan los audios de las conversaciones telefónicas de Donda (estando al frente del Inadi) ofreciéndole contratos en el Estado a la señora que limpiaba en su domicilio particular para arreglar una deuda personal. Tal fue el desprestigio, tal el hartazgo que generaron las campañas partidarias promovidas por el organismo, tantas fueron las víctimas que ningunearon por cuestiones ideológicas, tan berretas las personas que estuvieron a cargo del organismo, que cuando lo cerraron y dieron de baja a todos sus contratados, no le importó a nadie.
Es cierto que esto de cerrarlo no es del todo preciso, pero la figura sirve para entender cómo es que el mundo se nos está desmoronando alrededor.
La institucionalidad no se compra en el supermercado
Lo que no funciona, se tira, total no funciona y hacerlo funcionar cuesta más caro que… comprarlo nuevo. Desconfiemos cuando un político te dice que el país funciona igual que una casa de familia. Es mentira, se trata de una simplificación tan barata que debe hacernos desconfiar inmediatamente. ¿En qué se parece una tostadora de pan a la Corte Suprema de Justicia? El kirchnerismo y la clase política en general han generado en los últimos 40 años un deterioro tal de las instituciones de la República que muchas hoy son tan disfuncionales que podríamos decir que no sirven para nada, o peor aún, que hacen daño. Si se tratara de una casa habría que tirarlas y comprar otras nuevas. Sin embargo no es posible comprar institucionalidad, solo es posible construirla… o destruirla. Hoy, muchos de los que profesan estar salvando a la República solo están acelerando el deterioro Institucional de la Nación. Ya no hay servilletas de Corach, hoy vamos con un “tuit” por el Juez Lijo a la Corte, uno de los transeros más representativos de la justicia funcional a la “casta” que haya en el país, pero lo hacemos con la bandera antisistema enarbolada en el palo mayor. Y no dudo de que se vaya por Lijo buscando facilitar el camino, de hecho Rosatti se ha mostrado inmanejable para el poder político, solo digo que si seguimos destruyendo nuestras instituciones de veras un día nos vamos a encontrar en Venezuela, o en El Salvador si se prefiere, y yo quiero vivir en Argentina.
Otro ejemplo de deterioro institucional
Las denuncias por violaciones a los derechos humanos en Jujuy no son nuevas, de hecho el desprestigiadísimo Inadi muchas veces intervino e investigó al gobierno de Gerardo Morales, pero en fin de cuentas no nos importaba demasiado porque el personaje en cuestión era Milagro Salas, delincuente con un collar de causas en su contra incontrastable, que había montado una asociación mafiosa que oprimía, amenazaba y manejaba fondos del Estado. El otro día en cambio, metieron en cana a dos perejiles que trataron al ex Gobernador Morales de cornudo y los tuvieron 53 días en cana, en condiciones infrahumanas, cagando en una palangana, meando en el piso o en una botella, comiendo pan sucio con excrementos, desnudos. Dos tuiteros, dos giles que reprodujeron una de las tantas huevadas que viajan por la red. Hoy la FIscalía de Jujuy incriminó a 23 miembros del Servicio Penitenciario de Jujuy (entre ellos a su jefe máximo) por las vejaciones, que la misma denuncia advierte como un sistema de cosas queno es nuevo, sino que se trata de un mecanismo consueto en la provincia.
No hay otro camino
El deterioro institucional que propinaron los Kirchner, los Milagro Salas y Gerardo Morales a su provincia, no se resuelve comprando nada nuevo sino aplicando la ley y atravesando el durísimo camino de la institucionalidad, que todos, sin excepción, han querido gambetear en pos de resultados impostergables e imprescindibles que no han llegado nunca, dejandonos un país más débil y más estúpido.
Obsesionados por la emergencia económica crónica, los liberales piensan que, una vez arreglada esa, se puedan arreglar las instituciones. Yo creo, por el contrario, que nadie tendrá esperanzas de estabilizar la economía mientras no se blinden las instituciones. ¿Difícil? Sí, titánico, pero no hay atajos.
(Loris Zanatta / El populismo liberal de Milei/ Revista Seúl 4/02/2024)
Por eso ojo con los atajos, que salir del pozo de mierda en el que nos han dejado no será tan sencillo como hacer bajar la inflación o el déficit fiscal. No quiero el país de los Massa, Kirchner, Lázaro Báez, De Vido, Boudou, Alberto Fernández o Victoria Donda; pero tampoco quiero vivir en El Salvador o Venezuela. Sueño con una Argentina con instituciones robustas, y el camino aparece como imposible a simple vista.
Salutación de El Aguijón
Mientras tanto mon amis, alerta máxima con las luces prendidas que ya no se jode, los aumentos están aquí; nada de calentarse con la hornalla, que ese también llega, falta un toque, resucitemos la tricota y el escharpe; el auto solo si es inprescindible; ofertas y más ofertas, no compremos caro y usemos los 30 días que nos da la compra con tarjeta como resguardo, si podemos comprar en cuotas en pesos con tasa cero, mejor.
Solidaridad, empatía, respeto por la dificultad del otro, generosidad y paciencia, espíritu crítico que más no se pueda, ojos abiertos y equilibrio emocional, les augura El Aguijón.
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