El Fiscal Diego Funes consideró acreditado que los tuiteros Nahuel Morandini y Roque Villegas sufrieron vejaciones en la cárcel y fueron víctimas de un trato inhumano; por este hecho pidió que se envíe a juicio a 23 penitenciarios de Jujuy; Morandini y Villegas habían sido detenidos en tiempo récord y estuvieron presos 53 días a raíz de una serie de expresiones en redes sociales en las que los detenidos insinuaban una infidelidad de la mujer del exgobernador Gerardo Morales
La fiscalía de Jujuy acusó al jefe del Servicio Penitenciario de la provincia, Julio Arnaldo Vaca, y a otros 22 miembros de esa fuerza de haber maltratado, vejado y humillado en prisión a dos hombres que estuvieron 53 días presos por haber hecho publicaciones en redes sociales sobre una supuesta infidelidad de la mujer del exgobernador Gerardo Morales.
El fiscal jujeño Diego Funes, firmó este jueves el pedido de elevación a juicio contra los 23 imputados, en la que precisó que las víctimas fueron Nahuel Morandini y Roque Villegas, detenidos tras la denuncia de la mujer de Morales, pero advirtió que lo padecido por ellos dos “no fue una situación particular o excepcional, sino que formaba parte de un comportamiento habitual e institucionalizado, extendido a lo largo del tiempo”.
La descripción de las condiciones en las que los dos detenidos pasaron sus días en la cárcel parecen extraídas de una novela pero son reflejo de una realidad que en la provincia gobernada por tantos años por el radical Morales, parecían haberse vuelto una costumbre.
Morandini, 53 días preso por tuitear
El fiscal afirmó que los miembros del Servicio Penitenciario obligaron a Morandini y a Villegas -y a otros detenidos- a “permanecer desnudos ante la presencia de los guardiacárceles, realizar sus deposiciones en un fuentón, miccionar en una botella, trasladarse completamente desnudos y corriendo hacia la zona de los baños, ya sea para lavar los baldes con excremento u orina, ya sea para higienizar su cuerpo; comer pan mojado con el agua del piso que contenía orín y soportar dentro de la celda baldes con excremento de terceras personas”.
También, a “pernoctar en celdas con las paredes rociadas de orín, permanecer aislados en celdas carentes de luz y de ventilación, y comer sin cubiertos y con la mano” entre otras “severidades y humillaciones”.
La fiscalía consideró acreditados todos los maltratos que Morandini y Villegas denunciaron haber sufrido en la cárcel durante los tres primeros días que estuvieron presos (el 5, 6 y 7 de enero de este año). Horas después de su liberación, en su casa de Lozano (a las afueras de San Salvador de Jujuy), Morandin, dijo en conversación con el diario La Nación, que con esos modos degradantes pretendían hacerlo confesar. “Me quisieron quebrar para que admitiera cosas que no hice”, afirmó.
Los acusados: jefes y celadores
La causa por los maltratos la abrió el fiscal Funes dos días después de que dejaron la cárcel Morandini y Villegas. La inició “de oficio” (sin una denuncia formal), cuando se conoció lo que ellos relataron haber sufrido.
Entre las pruebas que reunió el fiscal y que citó en su acusación hay imágenes de las cámaras de seguridad en las que se ve a los presos corriendo desnudos por el pabellón; también, declaraciones testimoniales de otros detenidos y de gente que trabaja en la cárcel, además de documentación que se secuestró en el penal.
Los acusados son empleados y funcionarios del Servicio Penitenciario de la provincia -incluida su máxima autoridad-. Para el fiscal, todos cometieron los delitos. “Aquí estamos ante clara coautoría funcional en donde algunos idearon y ordenaron el ilícito, y otros lo llevaron a cabo, teniendo todos los coautores la conciencia de que su acción se complementaba con la acción de su consorte de causa”, afirmó.
Habituales en Jujuy
Funes detalló: “Las vejaciones y severidades impuestas de forma sistemática a los presos alojados en el Pabellón Nº 2 de la Unidad Nº 1 del Servicio Penitenciario de Jujuy fueron ordenadas y dirigidas por quienes ostentaban un rol jerárquico dentro de la estructura del Servicio Penitenciario, es decir por el director del Servicio Penitenciario, el imputado Julio Arnaldo Vaca, y los jefes del sector, Pablo Agustín Herrera, Flores Hernán Emanuel y Espinosa Marcos Mauricio. A su vez, los celadores del Pabellón Nº 2 (...) eran los encargados de imponer de manera concreta las severidades y los vejámenes a los presos que guardaban, ciñéndose por supuesto las directivas de sus superiores jerárquicos”.
Según el fiscal, “las prácticas vejatorias que han sido constatadas durante el curso de la presente investigación, denotan de manera palmaria un comportamiento absolutamente violatorio de reglas consagradas internacionalmente aplicables a personas privadas de su libertad”. El fiscal afirmó: “Todo indica que las prácticas vejatorias constatadas forman parte de una larga, ilegal y arraigada costumbre dentro de los muros de la referida cárcel”.
Cuando Morandini y Villegas relataron cómo fueron tratados en el penal, Vaca dio una conferencia de prensa en la que negó que fuera cierto lo denunciado. Dijo que, como todos los detenidos, antes de ir a un pabellón general ellos dos pasaron por “Admisión”, pero dijo que fue para su “propio resguardo” y que “en ningún momento se vieron vulnerados sus derechos”.
Los 23 empleados y funcionarios que el fiscal pidió enviar a juicio están acusados del delito previsto en el artículo 144 bis (vejaciones y severidades), que prevé una pena de uno a cinco años de prisión.
Fuente: Diario La Nación
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