La invasión de Ucrania hasta el momento, está mucho más cerca de ser un fracaso para Rusia que de haberle generado algún tipo de ventaja. Sus errores de calculo se están pagando a un precio altísimo y no se ven posibilidades de una definición en tiempos razonables.
Vladimir Putin
Se puede adelantar que Rusia no ha conseguido los objetivos que se propuso a la hora de invadir Ucrania, y eso se explica por varios motivos. Primero de todo, hay que entender que Ucrania es un país muy grande. De hecho, es el país de Europa continental más grande (tiene 603.500 km2), aún excluyendo Crimea y las zonas no controladas por Kiev en el Donbás. Su vastedad y heterogeneidad de terrenos supone un gran desafío para cualquier planificador militar que desee conquistarla parcial o totalmente. Otra cuestión a tener en cuenta es el mismo terreno ucraniano, Rusia decide invadir Ucrania en un momento en el que hay gran cantidad de barro, lo que evidentemente supone una dificultad para los elementos mecanizados. Ante esto, los rusos tuvieron que aglutinarse en las carreteras para moverse, suponiendo un blanco más fácil para la artillería y las emboscadas ucranianas.
Ucrania como se ha comentado, es un país grande, donde además hay muchas ciudades. ¿Qué ocurre? Para avanzar los rusos deben de conquistar cada centro urbano para asegurar su posición y no ver comprometidas sus rutas de suministro o su retaguardia. En el combate urbano, los defensores gozan de mayor ventaja, conocen mejor el terreno, lo que aprovechan para sorprender a los asaltantes.
Para ejecutar una invasión de Ucrania harían falta ingentes cantidades de hombres, material recursos, todo ello encuadrado en una gran organización militar cuyos soldados, oficiales y estrategias sepan interactuar de acuerdo con la escala y objetivos marcados por los últimos en varios ejes de avance simultáneo; y como hemos visto, con 80.000 soldados eso no es posible.
En los últimos años, la Federación Rusa ha intervenido militarmente en una serie de países como Georgia (2008), Ucrania (2014) o Siria (2015), pero la escala e implicación en las mismas se asemejan más a las operaciones de paz de países occidentales que a unas de gran escala. En términos cuantitativos, el ejemplo más aproximado a nivel nacional para Moscú sería la invasión de Afganistán en las navidades de 1979, y aun entonces se trató más de una acción de paracaidistas y fuerzas móviles contra una oposición inicial casi inexistente que aquello que estamos viendo en el este de Ucrania.
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