Drones ucranianos atacaron este martes instalaciones industriales en la provincia rusa de Tartaristán, de acuerdo al reporte de autoridades de Moscú, en lo que sería, de confirmarse, el ataque de Ucrania que más se adentró en el territorio ruso desde que comenzó la guerra hace más de dos años.
Siete personas resultaron heridas en el ataque contra instalaciones cerca de las ciudades de Yelabuga y Nizhnekamsk, ubicadas unos 1.200 kilómetros al este de Ucrania, según las autoridades regionales rusas.
El ataque dañó un hospedaje para estudiantes y trabajadores en la zona libre de impuestos donde supuestamente se encuentra una fábrica de drones de diseño iraní, según reportes en otros medios. Tartaristán es conocida por su alto nivel de industrialización.
Cerca de Yelabuga, además, hay una zona económica especial que alberga fábricas químicas y de ingeniería mecánica y metales. Nizhnekamsk tiene una gran refinería de petróleo.
Las autoridades locales dijeron que la producción industrial no se vio afectada, y el alcalde de Nizhnekamsk dijo que las defensas antiaéreas habían frustrado el intento de atacar la refinería.
Una fuente del sector ucraniano de Defensa le dijo a la agencia AFP que «se trató de una operación del GUR», el servicio de inteligencia militar de Ucrania, que en otras ocasiones reivindicó ataques de este tipo contra fábricas o refinerías rusas.
«Fue una operación del GUR, un ataque con drones ucranianos contra una empresa de ensamblaje de drones Shahed. Se infligieron importantes daños al sitio», indicó la fuente, que no precisó si el ataque se realizó desde territorio ruso o ucraniano.
Las autoridades de Ucrania no suelen reclamar ni negar su responsabilidad en ataques en territorio ruso, aunque en ocasiones hacen referencias indirectas.
Los desarrolladores de drones llevan meses ampliando el alcance de sus armas, dentro de los esfuerzos de Kiev de compensar su desventaja en el campo de batalla en armas y tropas. Las aeronaves no tripuladas también son una opción asequible mientras Ucrania espera a recibir más ayuda militar estadounidense.
Ninguno de los dos bandos puede hacer muchos avances en este momento en los aproximadamente 1.000 kilómetros (620 millas) del frente.
Ucrania envió drones en el pasado contra San Petersburgo y sus alrededores, unos 1.000 kilómetros al norte de la frontera. Pero las instalaciones en Tartaristán, una provincia en el río Volga, parecerían ser el objetivo más distante que Ucrania intentó golpear.
Refinerías y terminales petroleras rusas fueron blanco de drones ucranianos en las últimas semanas, dentro de un incremento de los ataques en territorio ruso que incluyó el empleo de drones de larga distancia.
El presidente Zelenski dijo el año pasado que su país había desarrollado un arma que alcanzó un objetivo a 700 kilómetros, una aparente referencia a un ataque de dron en territorio ruso.
El gobierno está decidido a construir un “ejército de drones” de última tecnología, afirmó a finales del año pasado el ministro de transformación Digital, Mykhailo Fedorov. Añadió que su aportación a la guerra quedaría clara para cuando acabara este año, y señaló que Ucrania había entrenado a más de 10.000 nuevos pilotos de drones el año pasado.
Ucrania también desarrolló drones marítimos letales que atacaron barcos de la Marina rusa en el Mar Negro.
Entre tanto, la fuerza aérea ucraniana dijo el martes que había interceptado nueve de los 10 drones Shahed lanzados durante la noche por Rusia, en un nuevo ataque a la red eléctrica del país.
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