Finalmente, acorralados por las necesidades de un sector al que se le conceden bocanadas de aire apenas suficientes para sobrevivir, el Gobierno de Sergio Massa concedió aumentos del 19,8% en el precio del biodiesel y de hasta 35,1% en el del bioetanol; los sectores productivos, en su mayoría PyMEs, venían soportando costos en constante aumento y no fue sino la posibilidad concreta de la paralización del sector de los biocombustibles, la que llevó al Ministro Candidato a conceder el incremento.
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Combustibles bajo la lupa electoral
Tras el revuelo que causaron los faltantes de combustibles de los últimos días, la situación alrededor de la producción de combustibles quedó en el centro de las miradas de todos. A una semana del ballotage era poco conveniente otro escándalo, por lo que se autorizaron algunas subas, que fueron publicadas en un Boletín Oficial que quedó colmado de eufemismos preelectorales.
El precio de corte del biodiesel subió de $ 434.006 a $ 520.000 por tonelada (+19,8%), en tanto para el bioetanol el precio del elaborado a base de caña de azúcar se incrementó de $ 237,672 a $ 310 por litro (+ 30,43%) y el compuesto con maíz de $ 224,309 a $ 303 (+35,08%).
Biocombustibles: autorización de aumento
La Secretaría de Energía, entonces, autorizó incrementos del 19,81% en el precio del biodiesel para su mezcla con el gasoil y de hasta el 35,08% en el del bioetanol para el corte de naftas. La decisión se oficializó a través de las resoluciones 923/2023 y 922/2023, publicadas este lunes en el Boletín Oficial.
El precio de corte del biodiesel subió de $ 434.006 a $ 520.000 por tonelada (+19,8%), en tanto para el bioetanol el precio del elaborado a base de caña de azúcar se incrementó de $ 237,672 a $ 310 por litro (+ 30,43%) y el compuesto con maíz de $ 224,309 a $ 303 (+35,08%).
Un poema preelectoral que no conformará a nadie
El Sector de los biocombustibles ha sido sin dudas uno de los más maltratados por la gestión del Frente de Todos / Unión por la Patria, Guzmán / Massa. Eso tal vez se debe a su naturaleza, está comupesto fundamentalmente por PyMEs distribuidas por el territorio en manera más o menos homogenea. Pero esta vez, aunque no les concedieron lo que pedían para seguir funcionando, el equipo dirigido por el Ministro Candidato tuvo que hacer alguna concesión, considerando la situación de debilidad en la que lo dejaron los faltantes de combustibles de las últimas semanas.
Según la Secretaría de energía, los precios del bioetanol se fijaron en atención al «contexto macroeconómico actual», en el que «resulta necesario atender la incidencia que posee la modificación de los precios relativos», se indica en los considerandos de la resolución.
También se indicó que «las cámaras que nuclean a la mayoría de las empresas elaboradoras de biodiesel del sector han manifestado la existencia de un incremento en los costos de elaboración del citado producto«. Casi intentando responsabilizar a las “empresas elaboradoras de biodiesel” que “dicen” que no les alcanza.
A continuación viene un párrafo que es una vergüenza de oscuro e innecesario, en el que se agrega que no se concedió todo lo que pedían, simplemente porque en el contexto de políticas que ha impuesto el Gobierno, se prefiere seguir haciendo pagar el costo de sus desatinos a la producción, pero de manera menos clara. Dice: «las políticas macroeconómicas y regímenes sectoriales específicos que continúan coadyuvando al impulso de la actividad agroindustrial y el agregado de valor en el territorio nacional deben implementarse de forma tal que el cumplimiento de las expectativas creadas en aquellos y el logro de sus objetivos sean llevados a cabo contemplando el interés común de la población».
«Ello es coincidente con la política de desacople de los precios internacionales de los internos y con el objeto de cuidar los ingresos de los argentinos y las argentinas y de mantener un nivel de costos energéticos compatibles con el desenvolvimiento del sector productivo y de servicios de nuestra economía nacional», se agregó.
En todos los casos, las resoluciones indican que los valores regirán «hasta que un nuevo precio lo reemplace» sin fijar un plazo determinado de vigencia, lo que deja a los productores con un alivio temporal condenado a ser devorado prontamente por la inflación.
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