Buscando hacer pie firme en un sector que siempre fue complejo y estratégico, el Gobierno nombró a Mario Cairella hace pocos días como vicepresidente de Cammesa, y una de las primeras medidas que tomó fue ordenarle a Carlos Morales, mano derecha del secretario de Energía Eduardo Rodriguez Chirillo, que abandone la oficina que ocupaba en la compañía. “No quiero tener acá a nadie que venga a hacer espionaje”, le aseguró el funcionario a sus más íntimos, quienes filtraron la noticia a las empresas del sector privado para dejar en claro que ahora comienza una nueva etapa.
“No quiero tener acá a nadie que venga a hacer espionaje”, le aseguró el funcionario a sus más íntimos, quienes filtraron la noticia a las empresas del sector privado para dejar en claro que ahora comienza una nueva etapa. Pese a ello, Morales sigue teniendo poder dentro del aparato estatal y sus intervenciones comenzaron a generar revuelo porque aparece siempre que hay que despedir a alguien. Sus vínculos con Guillermo Coppola y Cristina Fernández de Kirchner.
Mario Cairella asumió hace pocos días como vicepresidente de Cammesa y una de las primeras medidas que tomó fue ordenarle a Carlos Morales, mano derecha del secretario de Energía Eduardo Rodriguez Chirillo, que abandone la oficina que ocupaba en la compañía. “No quiero tener acá a nadie que venga a hacer espionaje”, le aseguró el funcionario a sus más íntimos, quienes filtraron la noticia a las empresas del sector privado para dejar en claro que ahora comienza una nueva etapa.
Mario Cairella y Carlos Morales.
Tal como reveló el medio especializado EconoJournal, Morales había protagonizado un escándalo el viernes 26 de abril cuando intentó forzar la renuncia de Jorge Ruisoto, histórico gerente de Normativa y Auditoría Interna de Cammesa. Morales se presentó ante Ruisoto en ese encuentro como apoderado legal de Jorge Garavaglia, gerente general de la compañía mixta que se encarga del despacho de electricidad, otra persona de confianza del titular de la cartera energética.
La reunión fue muy tensa porque Morales le explicitó a Ruisoto que si no firmaba el acuerdo de desvinculación voluntaria lo iban a despedir con causa. Fue la misma estrategia que utilizó a fines de febrero para despedir a Luciano Condó, ex gerente de Contratos, y a otros 10 directivos de Cammesa, pero con Ruisoto el resultado fue distinto.
Cuando el gerente pidió precisiones sobre cuáles eran los supuestos motivos para justificar su desplazamiento, Morales le dijo que habían llevado adelante una auditoría y detectaron irregularidades con la importación de energía eléctrica que lo comprometían. Sin embargo, no presentó ninguna documentación que respaldara sus dichos y tampoco pudo acreditar su condición de apoderado de Garavaglia. Por lo tanto, Ruisoto no cedió a la presión.
Aquella jugada fue para intentar abortar el desembarco de Cairella en Cammesa ya que días antes había trascendido que Ruisoto podía llegar a acompañarlo como gerente general en reemplazo de Garavaglia. Por esos días a Chirillo le habían vetado su candidato para el cargo desde Jefatura de Gabinete, pero seguía dando pelea. Finalmente, se confirmó la designación de Cairella y el nuevo vicepresidente de la compañía se deshizo rápidamente de Morales, ejecutor de la operación destinada a tratar de abortar su nombramiento.
Pese a ello, Morales sigue teniendo poder dentro de aparato estatal porque cuenta con el respaldo de Rodríguez Chirillo. Por lo general, se lo manda a hacer el trabajo sucio. La semana pasada fue el encargado de comunicarle al economista Sebastián Scheimberg que no asumirá como director de Economía de los Hidrocarburos, tal como le había prometido el interventor de Enargas, Carlos Casares. El encuentro fue tenso porque le dijo que no estaba capacitado para el cargo y amenazó con filtrar información en su contra si no daba un paso al costado.
¿Quién es Morales?
Morales es un abogado que forma parte de la planta permanente del Enargas con categoría Superior A3 aunque en los últimos tiempos no asiste al ente y en los hechos se desempeña como mano dereche de Rodríguez Chirillo, a quien conoce desde que eran estudiantes en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Morales fue abogado de Guillermo Coppola. Lo representó, por ejemplo, en el juicio que Diego Maradona le había iniciado a su ex representante por presuntas irregularidades en el manejo de sus finanzas y su economía. Además, en 2018 su nombre apareció en los medios de comunicación porque por entonces vivía en un en un departamento del complejo Madero Center, de Puerto Madero, que pertenecía a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Morales también es un hombre de confianza de Héctor Maya, hijo de Héctor Domingo Maya, un histórico ex senador peronista de Entre Ríos. Maya fue gerente de Protección de Usuarios desde mayo de 2020 hasta septiembre de 2022. En ese momento se fue a la Secretaría de Energía a trabajar como director de nacional de Gas Licuado, cargo en el que se vio envuelto en un escándalo por el supuesto otorgamiento de favores a compañías fraccionadoras a cambio de dinero. Circularon varios chats detallando los supuestos pedidos de dinero y la persona señalada como intermediario era Carlos Morales, aunque no se probó ninguna de las acusaciones en su contra.
Ya con Rodríguez Chirillo, sus apariciones comenzaron a generar revuelo porque por lo general Morales aparece cuando hay que despedir a alguien. Ocurrió con Luciano Condó, Jorge Ruisoto, Sebastián Scheimberg y también con las personas que integraban el Grupo Asesor de la Secretaría de Energía (GASE) encargado de administrar fideicomisos vinculados a centrales térmicas, y con varios trabajadores que estaban en el área que se ocupaba del Registro de Acceso a los Subsidios de Energía (RASE).
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