Por Emiliano Damonte Taborda
Pietro me enseñó que un número solo no es un indicador válido de nada. Es necesario contextualizar los valores elegidos para medir una performance, con otros números que sean representativos de la realidad en la que este se verifica; hablar solo de inflación no tiene sentido si no se analiza el contexto, pero esto no es un vicio de este Gobierno, esto viene de décadas y los que informamos siempre presentamos el numerito peladito, así nomás. El “Tren Fantasma” está ocupado tratando de zafar del despelote que está destapando Pettovello en el viejo y nunca querido “Desarrollo Social”, la usina de poder que alimentaba al peronismo en el corazón de su maquinaria electoral y que ahora se ve amenazada. No compremos pescado podrido de nadie, mañana se debate la ley de Bases
El cuento de Pietro
Pietro era un hombre excepcional, un tipo fuera de serie. Esto no significa que haya sido un tipo simpático, ni agradable, ni correcto, ni mucho menos bueno. Pietro era muchas veces injusto, cruel, ambiguo, interesado y egoísta, sobre todo cuando se trataba de gente que no respetaba o que no le importaba. Pero también podía ser desagradable con gente que apreciaba y respetaba, y ese desprecio, esa arbitrariedad, muchas veces era un desafío, una prueba. Este personaje arbitrario fue uno de los maestros más importantes que me puso la vida en el camino, un loco sin dudas, pero no un loco cualquiera sino uno digno de nota.
—Pietro, acá está el indicador.
—¿A ver qué me trajiste?
—Un número que es el resultante de algunas variables logísticas.
—¿¡Un número!?
—Si Pietro, un número.
—¿Uno solo me trajiste?
Empecé a ponerme nervioso y entendí adonde iba.
—Uno solo Pietro pero que es el resultante de varios números significativos
—¿Vos me viste cara de boludo a mi? ¿Hace cuanto que estas con esto?
—Una semana.
—Me robaste una semana de lo que te pago. Un tipo que trabaja conmigo hace años como vos no puede presentarse acá con un solo número. Salí de acá inmediatamente y hablá con la oficina de personal para renunciar. ¡Un solo número me trajiste! ¿Y el contexto? ¿Vos sos pelotudo? —la voz de Pietro iba subiendo de volúmen a medida que las puteadas se hacían más ásperas.
Pietro no me echó. Cuando fui a hablar con el Jefe de personal me dijo con una sonrisa “No pasa nada”, estábamos acostumbrados a los berrinches y sabíamos bien que esta vez, solo esta vez, lo que Pietro quería era que me encerrara a encontrar un buen “indicador de performance” que abarcara todo lo que él nos enseñaba cada puto día de trabajo en ese infierno que me forjó las bolas. Estaba lejos el día de mi partida, que llegó varios años después en medio de un berrinche similar.
No podemos hablar solo de “Inflación”
Un número solo es una falta de respeto, no dice nada. Es la estrategia de los chantas, me enseñó este hombre sabio que era muy difícil de conformar, y mucho más de engañar.
El cuento de mi querido Pietro viene a colación del festejo del Gobierno Nacional del dato de la Inflación de la Ciudad, que normalmente anticipa de manera bastante precisa el Índice que elabora en todo el país el Indec a mediados de mes. No vamos a atribuirle este vicio a Javier Milei y a su Gobierno. Hace siglos (Kirchner, Fernández, Fernández, Macri, Fenrández) que se da el numerito pelado y que incluso los diarios lo informan sin poner el más mínimo contexto, salvo honrosas excepciones. Y agradezcamos que ahora tenemos un número en el que podemos confiar mínimamente, al que podremos cuestionar alguna sutileza metodológica, pero que refleja algo representativo, un buen número.
Hagámosle compañía al índice
Entonces vamos a acompañar el número que empezó a dar vueltas por ahí con otros interesantes que pondrán en contexto al 4,4% de la inflación de mayo en CABA. Dos números pueden servirnos. Uno es el -37,2% que marca la caída de la actividad en la construcción de abril. El otro es el -16,6% de la caída del Índice de Producción Industrial Manufacturero, también del mes de abril. Este último con el agravante de que de que todas las categorías (16) que mide, registraron bajas.
Ahora si ya en contexto
Ya con estos dos numeritos (les ahorro el de CAME de caída de ventas), dejamos a la caída de la inflación, que todavía se ubica alrededor de un horrendo 60% anual, en el contexto de una economía que de tan lenta podemos decir que se ha detenido. Entendemos que probablemente no había otro camino, y acá los amantes del gradualismo podrán esgrimir decenas de argumentos, pero justamente el “gradualismo” en este país ha fracasado una vez tras otra.
La “V” de la que hablaba el Gobierno hace pocos meses como representación del rebote de la actividad, corre riesgo de transformarse en una “L” con una base laaaaaaaarga, y no hay señales que indiquen que no vaya a suceder exactamente eso.
No compremos humo de nadie
Por eso, no compremos humo de nadie. Los muchachos del Tren Fantasma ahora están todos ocupados en salvarse del despelote que está destapando Pettovello en el viejo y nunca querido “Desarrollo Social” (a Alberto se le cayó la oficina de Seguros que había montado) y que amenaza con llevarse puesto a medio mundo, así que por lo menos están prudentes en las declaraciones. Sergio Massa, coautor con Alberto Fernández y Cristina de este berenjenal, está saludablemente callado. Arreglar el despelote que ha dejado el Gobierno anterior aparece como una misión faraónica. Tienen cuatro años para descular este putiferio y es opinión de quién escribe que todavía no le han encontrado la punta al ovillo. Pero que han sacudido el avispero, han sacudido el avispero, y que quienes están pagando son los más débiles, son los más débiles. En eso no ha cambiado nada. Mañana se debate la ley de Bases, importante para el Gobierno, sobre todo para mostrar un éxito a nivel político, no mucho más.
PD: Crédito esta semana a Pettovello por la valentía mostrada en destapar semejante olla de mierda, eso no es humo, han golpeado en el centro de la infección.
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