La versión oficial apunta a que Ravil Maganov se habría suicidado, pero las circunstancias no están claras. Su muerte se une a una lista de fallecimientos sospechosos de jerarcas de empresas energéticas rusas
Klementiev se había manifestado en contra de la invasión rusa a Ucrania.
Mikhail Kleentiev (AFP)
Año aciago para Lukoil, una de las pocas compañías rusas que se pronunció abiertamente contra la ofensiva sobre Ucrania. El presidente de la junta directiva de una de las mayores petroleras del país, Ravil Magánov (Almetyevsk, 1954), ha fallecido este jueves tras precipitarse desde el sexto piso del Hospital Clínico Central de Moscú —el mismo centro donde el martes falleció Mijaíl Gorbachov—, según las autoridades rusas. Su muerte se produce pocos meses después de que renunciasen los cofundadores del gigante petrolero, uno de ellos tras ser incluido en las listas de sanciones por la guerra desatada sobre Ucrania.
La muerte de Magánov se une a los supuestos suicidios de al menos cinco directivos de Gazprom desde que comenzó la guerra. Los medios rusos apuntan también en esta dirección con testimonios de diversas fuentes. El diario Kommersant revela que a la víctima le habían diagnosticado una dolencia cardiaca grave, aunque no especifica si esa era la causa de su presencia en el centro médico. Otros medios y canales como Mash y Moskvá 24 agregaron que también padecía depresión. “Lamentamos profundamente tener que anunciar que Ravil Magánov, presidente del consejo directivo de Lukoil, ha fallecido tras una larga enfermedad”, recogía el comunicado público de la petrolera.
Además, la presión sobre los directivos es enorme ahora. Lukoil, como el resto de compañías de hidrocarburos rusas, está siendo golpeada en sus cuentas por el impacto de las sanciones occidentales. La Unión Europea aprobó en mayo recortar en un 90% a finales de año sus importaciones de petróleo, alrededor de 79.000 millones de euros.
Magánov trabajaba en Lukoil desde 1993. Un año después fue elegido primer vicepresidente responsable de las áreas de exploración y producción, y en 2020 fue nombrado presidente de la junta directiva. “Gracias al talento gestor de Ravil Magánov , Lukoil evolucionó de un pequeño grupo de extracción de crudo a una de las compañías energéticas líderes del mundo”, destaca la compañía. Asimismo, su hermano Nail Magánov también es otro destacado ejecutivo del sector petrolero ruso al ser director ejecutivo de Tatneft.
Ravil Magánov fue uno de los nombres manejados para ocupar una silla en el consejo de Repsol en la frustrada entrada de la compañía rusa en 2008, cuando la constructora Sacyr puso a subasta su participación en la petrolera española tras pinchar la burbuja inmobiliaria.
Momento turbuento
Una semana después de que Vladímir Putin ordenase a sus tropas cruzar la frontera ucrania, Lukoil, la segunda petrolera más grande de Rusia, fue una de las pocas que pidió abiertamente el fin de la guerra. “Defendemos el cese inmediato del conflicto armado y apoyamos debidamente su resolución a través del proceso de negociación y por medios diplomáticos”, señaló la empresa en un comunicado. “La junta directiva de Lukoil expresa su preocupación por los trágicos eventos en curso en Ucrania y da su más sentido pésame a todos los afectados por esta tragedia”, arrancaba su carta abierta del 3 de marzo, la cual culminaban de la siguiente manera: “Lukoil está totalmente comprometida con el fortalecimiento de la paz, las relaciones internacionales y los lazos humanitarios”.
Solo otro empresario desafió de un modo similar al llamado de unidad del Kremlin en torno a lo que denomina operación especial para “desnazificar” y “desarmar” Ucrania. El financiero Oleg Tinkov, que en mayo se vio obligado a vender su banco a un precio de saldo. Una vez dejó el país, su empresa, Tinkoff, cambió inmediatamente de nombre.
El rechazo de Lukoil a la guerra no salvó a uno de sus fundadores de las sanciones. Su presidente, Vagit Alekpérov (71 años), fue incluido en la lista negra del Reino Unido y, a finales de abril, dimitió de un cargo que había ocupado casi 30 años. “Las sanciones no tienen que ver con la compañía Lukoil, sino conmigo personalmente, por lo que he tomado la decisión de distanciarme de la actividad de la empresa”, anunció el oligarca.
Otro cofundador, su vicepresidente Leonid Fedún (67 años), renunció al cargo en junio. También dueño del Spartak de Moscú, dejó su puesto al alegar motivos familiares y que había alcanzado la edad de retiro.
A esta crisis institucional también se unió la extraña muerte en mayo de otro directivo. Según explicó el Comité de Investigación, Alexánder Subbotin falleció por “una insuficiencia cardiaca aguda” al mezclar estupefacientes y alcohol. Los medios rusos agregaron el detalle de que perdió la vida en la casa de un brujo llamado Magua durante la realización de un ritual chamánico.
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