Cuando Natalio Botana pensó en el tábano para pegarle una vuelta de rosca al diario Crítica, nunca pensó que podría llegar el día en el que el tábano terminaría cansado y desalentado. Es que parecería no haber modo de sacarnos del sueño en el que hemos caído y ya no se trata de un tábano para mantenernos despiertos. Necesitamos un desfibrilador.
Enoja un tipo tan liviano, tan irrespetuoso, tan desorientado. Enoja y cansa, cansa mucho, desgasta, aburre.
Un hombre sin rumbo
El Presidente levanta la voz y amenaza, cuando miente, cuando está desorientado y cuando tiene miedo. Bioy Casares lo repite hasta el cansancio en diferentes obras: “El que se enoja, tiene miedo” Los pasajes del discurso dedicados a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pusieron en evidencia a un hombre que ha perdido el respeto de todos, solitario y temeroso de su vicepresidenta.
Ni siquiera a las puertas de una crisis política como la generada por la amenaza a Messi y su familia, el tipo fue capaz de plantarse con claridad frente a la situación. Enfrente estaba el diablo en persona, la representación del mal, y Alberto habló de “violencia y crimen organizado” evitando decir la palabra “narcotráfico”.
“Algo más tendremos que hacer”. Es lo que le contésto a alguien que me quiero sacar de encima cuando ni siquiera me detengo a escucharlo. Enoja un tipo tan liviano, tan irrespetuoso, tan desorientado. Enoja y cansa, cansa mucho, desgasta, aburre.
Un mentiroso
Pocas cosas más evidentes hay que un tipo que levanta una bandera que no siente. Alberto es incapaz de encolumnarse detrás de alguna idea, su carrera es un ejemplo de eso (Recomiendo “El Presidente que no quiso ser” de Silvia Mercado) y sus tres años de gobierno son un muestrario de incoherencias y desmanejo sin precedentes.
Alberto Fernández hizo un discurso plagado de mentiras e imprecisiones, siguiendo un camino en el que no cree y sosteniendo una guerra que no siente como suya.
Intentó congraciarse con la vicepresidenta deslegitimando la condena a seis años de prisión impuesta a Cristina Kirchner por corrupción, pero solo logró aumentar la imagen de cobardía política que ha ido construyendo incesantemente
Rosatti y Rosenkrantz permanecieron impertérritos ante los ladridos del Primer Mandatario, mientras la transmisión oficial se ensañaba con su imagen y la repetía sin cesar. Ambos sabían bien a que iban a enfrentarse cuando decidieron ir.
La agenda de la realidad
El Presidente no hizo mención, ni siquiera una vez, al flagelo de la inflación que viven los argentinos, y que castiga siempre, pero siempre, como no me canso de decir, a los más débiles. La inflación es un impuesto a los pobres.
Toda la argumentación sobre los fondos coparticipables y el Consejo de la Magistratura estuvo dirigida a la tropa propia. Es que se trata de argumentos que los interesados tienen más que claros y que tienen poca llegada a la calle. En otras palabras, a la gente que no llega a fin de mes, que no tiene laburo y que ve cada día como se le desvaloriza lo que consigue con sacrificio, le importan un pito los fondos coparticipables, la Corte Suprema y Pepín Rodríguez Simón. El discurso buscó solo satisfacer a una Cristina que no cambió la cara de culo ni por un segundo.
Es desgastante escuchar al Presidente hablar de una economía en franca recuperación, hasta hace algunos meses era molesto, pero ahora horroriza. Habla de recuperación del empleo en un país quebrado y se envalentona hasta decir cosas como que hoy “la preocupación de los maestros es no pagar ganancias”.
Bravo el incendio, pero sobretodo flojito el sistema
El día mismo del discurso en el Congreso, nos quisieron hacer creer que se cortó la luz en medio país por una quema de pastizales. Brava la quema, pero sobre todo endeble el sistema, si por un incendio salta medio país. Solo una de las centrales nucleares está operativa, no hay agua en las hidroeléctricas, las centrales mixtas están en un estado de mantenimiento deplorable por la desinversión y la situación de las distribuidoras, atrapadas entre insumos en dólares y tarifas pisadas en pesos, es aún peor. No es casual que la italiana Enel, haya decidido levantar campamento y vender todos sus activos en Argentina.
El párrafo final es el mismo de la editorial de la semana pasada. Es que no ha cambiado nada, solo estamos más desgastados. Que tengan un buen fin de semana y sobre todo que tengan luz, en el alma, pero sobre todo en el tablero eléctrico, les desea, El Aguijón.
Mientras tanto
Mientras tanto el campo cruje bajo la sequía, la inflación arrecia, la pobreza aumenta, la indigencia duele, 2 de cada tres niños en argentina son pobres, las reservas del central caen, la importación es una utopía, la producción un desafío para héroes, la inseguridad mata y el narcotráfico avanza.
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