El choque es el momento en el que error y consecuencia coinciden en el tiempo; no hay nada más Federal que una buena crisis, esta unifica y nos da la oportunidad de aprender; no hay solución liberal y no hay solución socialista, la discusión atrasa 200 años, y en algunos casos nuestras discusiones estaban resueltas en el códico de Hammurabi hace 5000 años; hoy el mundo nos plantea problemáticas que no hemos querido enfrentar aún.
Algunos de los problemas que nos planteamos los argentinos estaban resuletos hace 5000 años en el código de Hammurabi
Todos los datos nos muestran "el choque"
Hoy publicamos una serie de informes de La Bolsa de Comercio de Rosario que son un reflejo de la situación que todos podemos tocar cada día en la calle, en el supermercado, en la verdulería y en nuestros hogares. Hace algunos meses, definí el momento que nos tocaba vivir como un momento de choque. El momento del choque, se caracteriza, por ser uno en el que las consecuencias directas de los errores, tienen una manifestación material inmediata. Esta característica del momento de choque, hace que algunas causas y efectos que en situaciones de “normalidad”, pueden parecer desconectadas por la distancia temporal que las separa, queden evidenciadas en su relación directa.
Informes BCR:
Desporteñizar el federalismo para ver nuestros problemas reales
En mi trabajo diario hace algún tiempo llegué a algunas conclusiones que tienen que ver con el modo en el que observamos la realidad, y estando en contacto con realidades de lugares muy diferentes del país, empecé a reflexionar respecto al modo en que los porteños las percibimos.
Guillermo Pérez siempre me dice que los medios Nacionales, deberían ser llamados “medios de Buenos Aires”, porque tienen alcance Nacional, pero no manejan de ninguna manera una agenda que refleje los intereses de las partes que componen lo “nacional”.
El porteño se dió cuenta de la sequía, solo porque no había dólares en el Banco Central. Hoy en día en las radios de Buenos Aires, los locutores siguen dando como buena noticia que durante la semana no haya lluvias. El porteño ni siquiera sufre demasiado el aumento de precios, porque se ha acostumbrado y no tiene ninguna idea de los entramados de producción y logística que terminan formando un precio. El mundo está en una góndola y se paga lo que dice el cartelito.
En general cuando hablamos de federalismo, hablamos de un federalismo porteño, uno que no ve desde otro lugar que no sea el centro, y el centro sigue siendo Buenos Aires. El país como sistema interconectado de regiones y provincias no es percibido, incluso por mucha gente del llamado “interior”.
El choque hoy nos da la oportunidad de ser Federales, porque las consecuencias materiales de los errores, que normalmente golpean más fuerte en el interior, donde hay un contacto directo con la materialidad, empiezan a golpear fuerte también a la mitad del país que vive en el AMBA y a la que se dirigen las políticas, los discursos y los medios de Buenos Aires.
El cliente del interior, el votante o el lector, es concebido como un porteño que no vive en Buenos Aires. Hoy el choque nos une, apretados, contra las consecuencias materiales de situaciones que ya no distinguen diferencias, no hay nada más democrático que ponersela de sombrero. Como en el hundimiento de un transatlántico, a medida que se acerca el final, todos nos vamos transformando en iguales.
Una oportunidad que se da cada tanto
La democratización que imponen las crisis de verdad, representa una oportunidad extraordinaria de toma de conciencia que aglutina, une. Hoy estamos ante el desafío que nos presenta la situación límite que nos toca vivir, con la chance de tomar conciencia de una manera más clara del funcionamiento de nuestro sistema país. Un viejo tornero que conocí en una vida interior, me enseñó que nunca se aprende más del funcionamiento de una máquina que cuando se rompe. Me estaba mostrando que en toda crisis, se esconden oportunidades.
La República debe funcionar
Hoy la respuesta no puede ser tirar a la basura lo que no funciona, y es así, simplemente porque no hay con qué sustituirlo. El liberalismo siempre ha pecado de ingenuo, y muchas veces de siniestro. Entonces en su siniestra ingenuidad, forjada en los hornos del pensamiento de tres siglos atrás, plantea todas las fallas de un sistema, dando como solución la destrucción del mismo. “La solución liberal” no existe, y la discusión política que estamos presenciando es anacrónica. La única solución posible, es aquella practicable, y nunca es fácil. Milei habla de liberales y socialistas, atrasando con esto unos 200 años, y plantea reformas que no han funcionado en otros lados, y para las cuáles no tiene ni tendrá herramientas, poder y capacidad. Que la República funcione para el país es el desafío que enfrentamos todos los argentinos, con todas sus instituciones saludables, e incluyendo a todos. "Incluyendo" y "todos" son dos palabras que nos robó el kirchnerismo, y que son insustituibles en el vocabulario, por lo que me permito recuperarlas.
Algunos de nuestros problemas fueron resueltos hace 5000 años
Hoy deberíamos estar discutiendo de bioética, inteligencia artificial, robótica y cambio climático, sin embargo estamos discutiendo sobre venta de órganos o si un ladrón debe ir preso o puede ser Presidente. Ambos temas fueron prácticamente resueltos por el código de Hammurabi (3000 a. C), si buscamos fuentes escritas…
Hoy más que nunca, que no nos cuenten el cuento del tío. Buena semana y mente clara, les desea El Aguijón.
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