El Kremlin se negó el lunes a comentar la reivindicación del grupo terrorista ISIS-K del atentado durante un concierto en Moscú, en el que murieron 137 personas, mientras se esté llevando a cabo la investigación.
El presidente ruso, Vladimir Putin, y sus servicios de seguridad, el FSB, no mencionaron este fin de semana la reivindicación del grupo y apuntaron a la pista ucraniana, desmentida por Kiev y los gobiernos occidentales.
Al menos 137 personas murieron en el ataque, el viernes, de un grupo de hombres armados en un concierto en el complejo Crocus City Hall, en la periferia de Moscú, en el atentado más sangriento en suelo europeo reivindicado por el ISIS-K.
"La investigación está en curso y la administración presidencial se equivocaría si hiciera comentarios sobre el desarrollo de la investigación. No lo haremos", dijo el lunes el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, a la prensa.
El grupo ISIS-K, que Rusia combate en Siria y que está activo en el Cáucaso ruso, reivindicó el atentado, pero las autoridades rusas han afirmado que los presuntos asesinos intentaban huir a territorio ucraniano tras el ataque.
Kiev, confrontado a la ofensiva rusa desde hace más de dos años, ha negado firmemente cualquier implicación en el atentado. Estados Unidos también ha rechazado la versión del presidente ruso.
Imagen de hombre duro machacada
El ataque a la sala de conciertos en el área de Moscú que mató a cientos de personas asestó un golpe a la imagen del presidente Vladimir Putin como un tipo duro capaz de defender a Rusia de todas las amenazas. Se produjo menos de una semana después de que una victoria electoral orquestada por el Kremlin le diera seis años más en el poder.
Putin rápidamente buscó utilizar el ataque para servir a sus objetivos políticos. En una aparición televisiva el sábado, horas después del ataque, Putin alegó un vínculo entre los atacantes y Ucrania, diciendo que los agresores planeaban huir allí. No mencionó al ISIS, que se atribuyó la responsabilidad, ni a la negación de participación de Kiev.
La declaración de Putin señaló una aparente intención de intensificar la guerra y reforzar la represión política en el país.
Los críticos del Kremlin atacaron a Putin por centrar la enorme policía y los servicios de seguridad de Rusia en sofocar a opositores políticos, grupos de derechos humanos y activistas LGBTQ+, mientras dejaban al país desprotegido de las amenazas de extremistas armados.
Si Putin continúa culpando directamente a Ucrania por el ataque, probablemente lo utilizará como justificación para ataques aún más feroces. Horas antes del derramamiento de sangre del viernes, el ejército ruso desató un bombardeo contra el sistema energético de Ucrania, paralizando su mayor planta hidroeléctrica y dejando a más de 1 millón de personas sin electricidad. Más bombardeos siguieron durante el fin de semana.
Buscando entre los escombros
En el lugar del atentado, los investigadores seguían buscando entre los escombros de la sala, destruida por un incendio provocado por los atacantes.
El número de heridos fue de 182, de los cuales 97 seguían hospitalizados el lunes, según las autoridades.
El Kremlin indicó el lunes que Putin no visitará el lugar del atentado.
Peskov por otro lado no quiso comentar las acusaciones de torturas a los sospechosos detenidos, que emergieron tras publicarse videos en redes sociales e imágenes donde tres de los cuatro arrestados aparecen con la cara ensangrentada.
Otro video, difundido en internet y cuya veracidad no pudo confirmarse, muestra cómo una persona fuera de campo secciona la oreja a uno de los sospechosos del atentado.
En la comparecencia de los sospechosos el domingo por la noche ante un tribunal, uno de ellos tenía una venda blanca en una oreja y otro llegó en silla de ruedas y con los ojos cerrados. A uno parecía faltarle un ojo.
Una de las figuras de la oposición rusa en el exilio, Leonid Volkov, denunció el intento de los servicios de seguridad rusos de "desviar la atención de (su) impotencia y (su) fracaso", mostrando estos videos.
Las autoridades dijeron haber detenido en total a 11 personas, entre ellas estos cuatro presuntos atacantes. Pero el perfil de los demás detenidos no está definido de momento.
Pena de muerte para los terroristas
Los cuatro individuos fueron puestos en detención provisional el domingo por la noche, hasta el 22 de mayo, a la espera del juicio, cuya fecha aún no ha sido decidida. Acusados de "terrorismo", se enfrentan a penas de cadena perpetua.
Altos cargos del entorno de Putin instaron estas últimas horas a que se levante la moratoria sobre la pena de muerte para los "terroristas".
El delito por el cual están acusados (atentado terrorista grupal) conlleva una sentencia máxima de cadena perpetua.
El atentado, ocurrido pocos días después de la reelección de Putin y entre promesas de seguridad a la población tras el recrudecimiento de los ataques ucranianos en suelo ruso, supone un duro revés para el mandatario.
El ataque recuerda a otros actos terroristas durante los primeros años de Putin en el poder, con la guerra en Chechenia como telón de fondo: la toma de rehenes en el teatro moscovita de Dubrovka en 2002 y la tragedia de la escuela de Beslan dos años después.
La lucha contra el terrorismo "necesita una cooperación internacional total", dijo el lunes Peskov, pero esta colaboración "no existe".
El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró que propuso a Rusia más cooperación sobre la cuestión, pero pidió no "instrumentalizar" el atentado de Moscú. También el primer ministro polaco, Donald Tusk, pidió que no se utilizara "como pretexto para una escalada de la violencia y la agresión".
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